EL PLAN INTEGRAL DE RESIDUOS RECOGE TODAS LAS FORMAS DE VALORIZACIÓN, INCLUIDA LA ENERGÉTICA
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Se espera que antes de verano se apruebe el documento que marcará la estrategia a seguir en materia de residuos en la Comunitat Valenciana.
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‘El Plan Integral de Residuos de la Comunitat Valenciana (PIR) apuesta por todas las formas de valorización, incluida la valorización energética’, así lo ha confirmado el pasado 30 de mayo, el director general de Calidad Ambiental, Vicente Tejedo.
Tejedo ha realizado estas declaraciones en el transcurso de la presentación de las principales líneas de actuación del Plan Integral de Residuos que está ultimando la conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente y del que ha asegurado marcará la estrategia a seguir en materia de residuos de la Comunitat.
El Plan Integral de Residuos, que se espera esté aprobado antes del verano, identifica, describe, analiza, evalúa y corrige la ejecución del Plan de Residuos, actualmente en vigor. No se parte de cero, si no que con la experiencia adquirida desde que se aprobó el primer plan de residuos de la Comunitat en el año 97 y adaptar las medidas a las nuevas circunstancias sociales y las normativas.
En el nuevo Plan se apuesta por la valorización energética tras agotarse la valorización material (es decir, únicamente los residuos que tras recibir un tratamiento en las plantas no se han podido reaprovechar y que irían al vertedero o lo que es lo mismo el rechazo de las plantas).
Por lo que el director general ha querido resaltar la diferencia entre la incineración y la valorización energética. Según ha explicado, incineración es sinónimo de eliminación. Mientras que la valorización energética es aprovechar un recurso (que ahora enterramos) para la obtención de calor y energía eléctrica.
Esta apuesta se sostiene en la Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008 sobre los residuos, que antepone dentro de la legislación sobre prevención y gestión la valorización energética a la eliminación.
Se trata de una apuesta clara por la racionalidad económica, al aprovechar plenamente los recursos incluidos en los residuos y por el desarrollo sostenible, ya que contribuye a la lucha contra el cambio climático (sustitución de los combustibles fósiles en la generación de energía) y minimización del vertido final.
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